Nadie hará que la sonrisa se borre de mi cara.

Por mas que la gente lo intenta no entiende que jamás aran que mi autoestima este por los suelos, gracias a sus insultos, a la mierda que intentan meter en mi vida a diario, en los comentarios, en las mascaras que día a día me enseñan sin querer, gracias a todo eso, ahora soy mas fuerte que ayer, pero menos que mañana. Ahora afirmo y pondría la mano en el fuego de que nada más tropezar con una piedra y caer, en apenas segundos estaré de nuevo en pie, a si que no penséis que soy la tonta de antes, de la que se aprovechaban, de la que se reían, de la que pensaban que no se daba cuenta de las cosas, ahora e cambiado, y ni tu ni nadie ara que mi sonrisa se borre de mi cara.

lunes, 28 de febrero de 2011

La muerte.


Pero entonces, un día, todo cambia. Algo, sin que tú lo quieras, te transporta, te devuelve de golpe a la realidad, y ves que te equivocabas, que no hay tiempo, que no existe un luego. El final estaba más cerca de lo que pensabas.
El final de una relación, de un amor que considerabas irrompible.
El final de tu libertad.
El final de una vida.
La muerte.
Y entonces te sientes roto por dentro. Vas como un barco a la deriva, con la mirada perdida. Y quieres correr, salir corriendo. Dejar atrás todo lo que te hace daño, esa angustia que no te deja respirar, ese agujero en el pecho, que se hace más grande día a día y que hace de tu cuerpo, tu alma y tu corazón miles de pedazos imposibles de volver a juntar. Pero sólo puedes sentarte y llorar.
Y en realidad llorar es lo que has hecho siempre, no sabes hacer más, porque detrás de cada subida, de cada momento feliz, hay una bajada peor que las anteriores, que te hunde poco a poco en un pozo sin fondo. Un agujero negro que te traga.
Quieres romper cosas, acabar con todo.

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